Los cálculos renales (cálculos), piedras cristalinas de diversos tamaños y formas, se pueden desarrollar en uno o ambos riñones. Médicamente conocida como nefrolitiasis, los cálculos renales pueden bloquear el flujo de orina y en casos extremos resultan en una insuficiencia renal. Éstos ocurren cuando las sales presentes en la orina forman un conglomerado sólido o una piedra. La mayoría de los cálculos renales no requieren de cirugía y son expulsados fuera del cuerpo, sin ningún dolor, cuando se orina. Sin embargo, si la piedra se llega a alojar en el uréter (el conducto que conecta la vejiga y el riñón), entonces se restringe el flujo de orina que viene desde el riñón y requiere de un tratamiento adecuado. Los signos asociados con cálculos renales pueden no ser evidentes hasta que lleguen a estar en su uréter.
Se puede sentir un dolor persistente en la parte inferior de la espalda o a un lado del abdomen, que puede llegar a durar minutos o incluso horas. Este dolor insistente que se puede extender alrededor de la parte frontal e incluso la ingle o los testículos se llama "cólico renal". El dolor puede ser tan intenso que puede llegar a dar como resultado náuseas, regularmente acompañadas por vómitos. Puede dar una sensación parecida a una ola fluctuante de dolor insoportable que puede dejar la espalda y los costados sensibles al dolor. Los episodios de dolor repentino e intenso en la región del vientre no deben de ser tomados a la ligera y deben de ser reportados a un médico.
Tal vez uno de los signos de advertencia más significativos y tempranos de los cálculos renales es una urgencia inexplicable de orinar. Usted notará un aumento en la frecuencia e intensidad de la micción, incluso cuando no tome una cantidad anormalmente grande de líquidos. Incluso después de que la urgencia pase, usted expulsara muy poca orina, principalmente porque no hay demasiado líquido para expulsar en el cuerpo. Cuando usted produce una cantidad regular de orina, puede resultar muy doloroso expulsarla. Se puede sentir un dolor abrasador el cálculo renal se mueve hacia la uretra desde la vejiga. A medida que la piedra se mueve a través del tracto urinario, la posibilidad de contraer una infección del tracto urinario (UTI) es muy alta.
Los pacientes sentirán una gran incomodidad al sentarse y moverse cuando se tenga un cálculo renal. Puede ser tan malo que no se pueda ser capaz de acostarse o incluso sentarse por un período prolongado debido a que ciertas posiciones pueden ejercer presión sobre el área afectada. Muchas víctimas combaten este síntoma simplemente levantándose y moviéndose un poco. Los registros anecdóticos demuestran que estas actividades pueden ofrecer cierto alivio. La incapacidad para acostarse puede incluso interferir con el sueño nocturno, dejando a los pacientes sin poder descansar durante toda la noche.
En algunos casos, los cálculos renales no crecen y no producen síntomas severos. Sin embargo, los cálculos, aun así, pueden causar problemas en el tracto urinario e infligir pequeñas heridas internas debido al contacto con las paredes del uréter y la uretra. Estas heridas internas ponen a los pacientes en riesgo de infecciones del tracto urinario que causan fiebre y escalofríos.
Muchos pacientes con cálculos renales se quejan de sentir náuseas. Las náuseas pueden ser tan graves que el paciente termina vomitando. Una causa principal de vómito es el dolor persistente experimentado cuando el cálculo avanza. Puede haber otra razón para vomitar también. Como la piedra del riñón disminuye el funcionamiento adecuado de los órganos internos, el cuerpo no es capaz de eliminar las toxinas del cuerpo y con un elevado nivel de impurezas en el torrente sanguíneo, uno termina vomitando. Es la forma en que su cuerpo expulsa a las toxinas.
Muchas personas con cálculos renales notan un cambio en la consistencia y el color de la orina que expulsan. La orina de color anormal puede variar en color de rojo a marrón oscuro. Cuando el cálculo renal se mueve a través del tracto urinario, es raspado contra la pared del uréter y causa pequeños cortes que sangran y liberan sangre en la orina. La condición de sangre en la orina se llama hematuria.
Aparte de la coloración anormal, el exceso de toxinas en el cuerpo hace que la orina parezca turbia. Un mal olor en la orina es una señal reveladora de un cálculo renal.Como ya se discutió, los riñones juegan un papel importante en la eliminación de impurezas químicas y microbios del cuerpo, la mayoría de los cuales se eliminan a través de la micción. Sin embargo, cuando los cálculos renales bloquean el paso y obstruyen el funcionamiento normal, estas sustancias nocivas se cristalizan en el cuerpo y esto de lo que los cálculos renales están compuestos. Por lo tanto, cuando estas toxinas se expulsan junto con la orina, huele diferente (picante).
Una vez que los cálculos renales crecen en tamaño, obstruyen el flujo de orina. Esto resulta en un exceso de acumulación de orina en el riñón, que a su vez, causa una gran cantidad de síntomas potencialmente graves. Uno de los primeros signos de un cálculo renal puede ser la dolorosa hinchazón de los riñones o el abdomen debido a la acumulación de orina. Las áreas aledañas a los riñones y el estómago se pueden producir dolor al tacto. Si este problema pasa desapercibido o no es tratado, su cuerpo corre el riesgo de un shock séptico.
Las series crónicas de sudoración nocturna pueden ser un indicador importante de un cálculo renal, que no debe tomarse a la ligera. El agua perdida a través del sudor resulta en menos producción de orina, lo que significa que las posibilidades de expulsar el cálculo disminuyen.
Las personas que sufren de cálculos renales frecuentemente tienden a sentirse realmente fatigados y cansados al final del día. La condición está definida por síntomas como aturdimiento, confusión y niveles de energía extremadamente bajos. Debido a que el riñón no es capaz de expulsar las toxinas fuera del cuerpo, se vuelve infeccioso y causa mucho dolor. Debido al dolor punzante, una persona no es capaz de hacer o concentrarse en nada.
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